Los políticos españoles de izquierdas, tanto más cuanto más actuales, comparten en general tres rasgos: maldad, estulticia y demagogia.
Tomemos, por ejemplo, el caso de
la subida vertiginosa (y, a lo que parece, impareble) del precio de la luz.
¿Qué es lo que hace el psicópata de la Moncloa? Ir a lo fácil (demagogia),
confiscando los beneficios de las compañías eléctricas porque, según él, se lo pueden permitir. No le parece aceptable que las compañías tengan
beneficios en plena crisis energética, por lo que los piensa redirigir a los
consumidores… sin caer en que, quiéralo él o no, las eléctricas repercutirán sus
pérdidas en los consumidores (estulticia). Pero es que, además, la parte
política del recibo explica seis de cada diez euros del recibo de la luz y, si
no se toman medidas, el futuro se plantea igualmente sombrío. Y como es un psicópata
cobarde, no las tomará (maldad).
Y mientras en España las centrales nucleares amenazan con parar todas tras el rejonazo a las
eléctricas del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer,
en Eslovaquia apuestan por la energía nuclear -limpia (digan lo que digan los ecolojetas)
y barata-, lo que les permitirá, además, convertirse en potencia exportadora de energía.
Pero aquí, erre que erre y dale que dale, con los combustibles fósiles… y el gobierno más verde (por inexperto, no por ecológico) de nuestra Historia.
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