El psicópata de La Moncloa
tiene rasgos que, al ser la cabeza del poder ejecutivo, tienen un
gran peligro para España y los españoles. Y todos ellos, o casi, derivan de su
psicopatía.
En primer lugar, se
mueve por sus exclusivos intereses personales: no los de España, ni siquiera
los de su partido, sino únicamente los de supersona. Pero es que, como
los demás le importan una higa, y está encantado de haberse conocido -o bien
tiene una percepción diáfana (iba a poner complejo, pero el complejo se
tiene por algo que no es cierto) de su absoluta inanidad e inutilidad-, actúa
sin consultar a nadie o, como solía decirse, sin encomendarse a Dios ni al diablo.
Y claro, si algo puede salir mal, saldrá peor.
Viene todo esto al hilo
del volantazo que Sin vocales (voy a tener que cambiarle el apodo por Sin
escrúpulos) le dio a la postura español sobre el Sáhara Occidental -nunca colonia,
siempre provincia española, como también lo fue Guinea Ecuatorial-, volantazo
del que nos enteramos, no por Sanchinflas (y que me perdone desde el
otro mundo don Mario Moreno por usar su nombre artístico), sino por los medios del país del moro gurrumino. Para más inri, el volantazo se materializó en una
carta que parecía escrita por un universitario… de los de ahora, que en general
escriben peor que los alumnos de parvulario de mi época.
Y es que, además, su
cambio de postura no gustó a nadie de Gibraltar para arriba. No ya a la oposición,
que eso se esperaba, sino tampoco a los miembros de la frankencoalición
que le sustentan. Tanto da que diga que esto confirma una nueva etapa derelaciones con Marruecos (el muy ladino omite decir que a peor), los neocom
manifestaron su malestar por no haber sido informados y, por una vez, dijeron
algo cierto: que la única solución para el Sáhara es un referéndum.
Será realpolitik o lo
que sea, pero qué mal queda él y, de rebote, qué mal nos hace quedar a España y
los españoles. Dejando aparte que esto sienta un mal precedente, como se verá
en futuras entradas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!