Como no me canso de repetir -tampoco me canso de repetir que no me canso de repetir: se ve que me encanta citarme a mí mismo-, hay gente que no aprende de las lecciones de la Historia. Especialmente de aquella que dice que, si azuzas a las masas para derribar el poder establecido buscando establecerte tú luego en el poder, lo más probable es que las cosas se salgan de madre y se vuelvan contra ti.
Siempre pongo los mismos ejemplos, así que volveré a hacerlo: pasó durante la Revolución
Francesa con los sans-culottes, pasó en la Revolución Rusa con los
bolcheviques, pasó en el 15-M con los neocom y les ha pasado a los
secesionistas catalanes con las turbas cuyo furor independentista avivaron.
Porque ahora, y a pesar
de todo lo que han hecho desde el poder, se han encontrado con que se ha
planteado una iniciativa legislativa popular que pide cerrar la televisión pública
regional por su degradación y tono provinciano.
No, no es que de repente en aquella esquinita de la piel de toro se haya extendido como la pólvora un espíritu de sano respeto a la legalidad y el orden constitucional. Al contrario, la iniciativa se plantea porque encuentran a la cadena… poco independentista.
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