Toda obra de arte responde a la época en la que se realizó. Olvidar esto, y juzgarla con los criterios actuales, es un desatino.
Y, al igual que condenar
Lo que el viento se llevó porque, supuestamente, glorifica la esclavitud
(no es así: representa la sociedad del Sur de los Estados Unidos antes, durante
y después de la Guerra de Secesión; una época y un lugar donde la esclavitud de
los negros era lo normal) es un estupidez, censurar ahora escenas de Desayuno
con diamantes -una de las películas, creo, preferidas de mi madre, más que
nada porque en ella actuaba Audrey Hepburn, probablemente su actriz favorita
hiciera lo que hiciera- por racistas (Mickey Rooney interpreta a un personaje
japonés y, además, no de un modo precisamente halagador) es otra tontería igual
de enorme.
Porque buscando no herir
a los ofendiditos, molestan a los que tenemos algo de perspectiva.
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