Desde hace mucho, España pinta más bien poco -por no decir nada en absoluto o, en términos más escatológicos, una mierda- en el llamado concierto internacional. No es sólo que nuestro peso económico haya disminuido, sino que hemos demostrado, con demasiada frecuencia, que no somos un socio digno de confianza.
Y tanto una cosa como la
otra y, por tanto, la consecuencia expuesta inicialmente, son básicamente
responsabilidad, desde mi punto de vista, de los sucesivos gobiernos socialistas.
Hemos doblado tantas veces la cerviz y hemos lamido tantos tafanarios que la
cuestión no es si volveremos a hacerlo, sino cuándo.
Por ello, que ante la
invasión de Ucrania por Rusia salga el psicópata de La Moncola asegurando que
habrá sanciones masivas a Rusia por el ataque a Ucrania ha debido
producir, en la escena internacional, una mezcla entre vergüenza ajena -pero
éste mindundi, ¿de qué va?- e hilaridad.
Suponiendo que alguien
le preste atención, claro está.
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