Cuando un socialista español -como siempre que hago una afirmación de carácter general, estoy generalizando; hay, naturalmente, excepciones, pero son pocas y suelen estar bastante arrumbadas- hace una declaración pretendidamente solemne, produce el efecto contrario (al menos, en mi caso), porque mueve a la hilaridad, la mofa, la befa y el escarnio.
Y eso ocurre aunque
quien hace la proclama es alguien como Nadie Calviño, a priori la
miembro más cualificada -tampoco es que hubiera que correr demasiado, la
verdad- de todos los ninistros que han pasado por los gabinetes presididos
por el psicópata de La Moncloa que hemos tenido -y tenemos- la desgracia de
padecer, sean socialcomunistas o no.
Como Solbes, tenía un cierto
prestigio europeo (aunque el predecesor debería estar inhabilitado para
ocupar cualquier cargo, público o privado, siquiera remotamente relacionado con
la economía, desde que gestionó -es un decir- como lo hizo la crisis económica
de los noventa del siglo pasado), que hace que uno se pregunta a santo de qué
se presta a integrar un gabinete presidido por un tuercebotas como los respectivos
(escribir sin mirar al teclado había hecho que escribiera despectivos).
Prestigio que ha perdido
viendo las tragaderas que ha mostrado desde que ocupa el ninisterio de Ruina.
Por eso, cuando dice que no va a volver a hacerse una foto ni a participar en un debate en los que sea la única mujer, lo que pienso es que, para ganar
cualquier debate, sus rivales no tienen más que ponerse de acuerdo y enviar
varones.
En cuanto a la foto… ¿cómo
piensa hacerse las del Documento Nacional de Identidad, la del pasaporte…?
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