En el pasado, en un mundo no absolutamente interconectado, los autócratas podían justificar sus autocratidades con los pretextos más peregrinos: les bastaba con tener convencidos a los suyos, y era fácil controlar las fuentes de información a las que tenían acceso.
Hoy día, eso ha
cambiado. Es imposible poner puertas al campo, y más si el campo está en el
ciberespacio. Por ello, no acabo de explicarme algunas de las razones que esgrimió Vladimir Putin para justificar la invasión de Ucrania: evitar el genocidio de
la población rusa en ucrania (tengo conocidos en Ucrania que me dicen que eso
es más falso que un rublo de corcho), desnazificar Ucrania (¿con un presidente
judío? ¡Qué nazis más raros!), evitar que Ucrania consiga su objetivo de conseguir
armas atómicas (¿por qué, entonces, se deshizo de su parte del arsenal nuclear
soviético cuando alcanzó la independencia?).
Pero, ¿quién sabe lo que
pasa por su cabeza?
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