Una
de las razones por las que el PP retrocedió en Cataluña y Vascongadas, hasta
devenir en prácticamente irrelevante en ambas regiones, fue el hecho de, en un
alarde de maricomplejinismo, intentar resultar una versión light de
las respectivas derechas regionales, para que no se notase demasiado que se
trataba de partidos españoles. El típico vamos a comportanos como nos dicen,
a ver si así nos ajuntan.
Naturalmente, la cosa no
sirvió de nada (de nada bueno, se entiende): el PP sólo ha prosperado cuando gente
como Gregorio Ordóñez, Carlos Iturgáiz, Alejo Vidal-Cuadras o Javier García
Albiol ha plantado cara y se ha mantenido firme a España y a la Constitución.
Por ello, el que hace diez
días desde la dirección nacional se insistiera en que Cataluña
es una nacionalidad y en que entiende las sensibilidades de cada
territorio sólo indica que todavía no se han dado cuenta de por dónde sopla
el viento, sea en el golfo de León o en el de Vizcaya...
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