Los socialistas españoles -los de izquierdas en general, pero vamos a limitarnos a los de la mano y el capullo- son, ante todo y sobre todo, socialistas. Antes que inteligentes, antes que ecuánimes, antes que leídos y escribidos, antes que seres humanos normales, sus palabras y sus actos estarán dictados por su ideología.
Vamos con dos ejemplos. El
primero, el de la indocta egabrense, supuestamente doctora en Derecho
constitucional pero capaz de afirmar que la Constitución no dice actualmente
que el hombre y la mujer sean iguales (ante la ley; para todo lo demás, vive
la difference!, que dicen los franceses). Pues bien, esta buena señora puso
hace un mes en duda hasta qué punto era constitucional y legal el pacto entre PP y Vox en Castilla y León. Lo dijo una cuyo partido -y el desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, del cual ella ha formado
parte hasta no hace tanto tiempo- se apoya en golpistas, terroristas, asesinos
y comunistas.
Luego está el que fuera
candidato a la secretaría general del partido, uno cuyo razonamiento cojea
tanto como su persona. Digo esto -con poco espíritu cristiano, la verdad-
porque perdió una pierna en un atentado de la banda terrorista de ultraizquierda…
a pesar de lo cual afirmó sin empacho que Vox no tiene comparación con Bildu
(lo dijo elogiando a los terroristas, por si hay algún despistado), y propugnaba
un cordón sanitario contra la formación conservadora.
Y éstos van por ahí presumiendo de superioridad moral…
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