Para los que pensamos que Putin es el malo en esta contienda, Zelenski sería, sin duda alguna, el que está al frente de los buenos (todo ello suponiendo que la simplificación de que en una guerra existen buenos y malos es acertada).
Por lo tanto, tendemos a
no creer lo que viene de Moscú, y a aceptar lo que viene de Kiev. Si Rusia dice
que ha hecho lo que tenía que hacer porque se veía amenazada, lo consideramos
un embuste. Si Ucrania -metonimia para no repetir el nombre de su presidente y
mantener la coherencia (persona/persona, capital/capital, país/país)- dice que
Rusia está chantajeando al mundo con armas nucleares y químicas, lo tenemos por
cierto.
Ahora bien, asumiendo el
chantaje, queda una cuestión por dilucidar: el antiguo jefe de la KGB ¿va en
serio, o se está marcando un farol? ¿Y está Occidente dispuesto a arriesgarse a
que sea lo primero para comprobar si, en realidad, se trata de lo segundo?
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