Los socialistas españoles tienen muchos defectos (supongo que alguna virtud deben de tener, pero, la verdad, ahora mismo no se me ocurre ninguna): inútiles, rencorosos, miserables, ambiciosos, criminales, asesinos llegado el caso, desleales, ladrones, tramposos, traidores…
Pero es que, por si les
faltara algo, además son cobardes como ratas. Cuando los SAS ejecutaron a tres terroristas del IRA en Gibraltar, la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, asumió
plenamente la responsabilidad de los hechos (creo recordar que vino a decir que
ella misma había apretado el gatillo).
En España, el PSOE -y me
voy a limitar al último medio siglo- no asumió la responsabilidad de los GAL (no
creo que porque aquello fuera una chapuza, y para avergonzarse de algo hay que
tener vergüenza, algo de lo que esta gente carece), y tampoco ha admitido el
haber espiado a los golpistas catalanes.
Como ha dicho Macarena Olona, y ha venido a decir más o menos la ministra de Defensa, ¿qué querían los golpistas que hicieran los servicios secretos? Pero es que los suciolistos hacen algo y luego no tienen los bemoles de reconocerlo, enviando en cambio a un emisario a Barcelona para intentar templar gaitas.
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