Por mucho que los miembros del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, las cosas no van bien. De hecho, no van ni siquiera regular. Van mal, terriblemente mal, desastrosamente mal, putapénicamente mal.
Porque ellos pueden
disfrazar las cifras y decir que la economía se está recuperando, que la
inflación es algo coyuntural (ya, claro, como la Ley Provisional del Poder
Judicial, que estuvo vigente durante un siglo... provisionalmente, pero un
siglo) o que saldremos más fuertes (sin especificar hacia dónde).
Pero si resulta que los
precios industriales se salen de las escalas, con su mayor tendencia alcista de
la historia, hay que ser muy pardillo, o muy sectario, para creer a Nadie
Peludiña y sus adláteres.
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