El psicópata de La Moncloa es un cortoplacista de tal calibre que nunca parece pararse a pensar en las consecuencias de sus decisiones. Busca el beneficio inmediato (para él), pero no pondera el medio o largo plazo. O, si lo hace, no se le da un ardite (por eso, entre otras cosas, es un psicópata).
Así, cuando puso el
pompis en pompa para que, a través de su ano, Marruecos -es decir, el sátrapa
comendador de los creyentes- sodomizara -seamos fisnos- a toda España,
no contempló la derivada argelina. Y es que las dos naciones, por sí pero
también por funcionar como peones de las superpotencias (Marruecos de Estados
Unidos, Argelia del comunismo), libran una lucha de décadas por la supremacía
en el Magreb.
Por tanto, el que el
desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer afirmara que el
cambio de postura sobre la cuestión del Sáhara Occidendal no afectaría a
nuestras relaciones con Argelia era -elijan ustedes lo que más les guste,
porque no sé cual de las dos opciones es peor-, o una mentira descarada, o una
gravísima ignorancia de la realidad.
Porque, casi inmediatamente, lo que hizo Argelia fue amenazar con subir el precio del gas a España por el antedicho cambio de postura.. Pero sin cambios en la relación, ¿eh?
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