jueves, 19 de mayo de 2022

Proceso al proceso (392)

Convergencia y Unión fue un invento que Jorgito Polluelo se sacó de la manga -siendo precisos, el invento fue Convergencia, puesto que Unión (me he enterado mirando en Wikipedia) nació en 1.931 y tiene raíces, manda nísperos, carlistas- para gobernar Cataluña a su capricho (y, apoyando a unos y a otros, indirectamente España).

El verdadero grupo separatista catalán, desde los tiempos de la segunda república, fue Izquierda Republicana de Cataluña. Como todos los grupúsculos separatistas que en España han sido, en una u otra región, sus dirigentes han sido en general una panda de aprovechados, cuando no directamente criminales de la peor calaña. Salvaría, por su dignidad personal y su altura de miras, a don José Tarradellas (ya no hay políticos como los de antes, desgraciadamente).

Desaparecido Jorgito de la vida política, como ocurrió en Yugoslavia a la muerte de Josip Broz o en Libia tras la caída de Gadafi, se desataron una serie de luchas intestinas, marcadas por personalismos de individuos que han ido de Más a nada. Porque tras la huida -primero física, luego política- de Cocomocho de Cataluña, quien parecía destinada a sucederle era Elsa Artadi (a la que no conocía sino de nombre, y de la que mañana volveré a hablar). Pero a la vuelta del puente -cosas de escribir desde Madrid, tuvimos puente- del Primero de Mayo, la susodicha renunció a postularse como sucesora del ausente, con lo que los ierreceos ganaron la guerra separatista… por incomparecencia del enemigo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: