Cuando yo estudiaba en el colegio, hace casi medio siglo -que se dice pronto-, se valoraba el esfuerzo, y las notas tenían su importancia (también es verdad que, según dijeron los profesores, pocas veces habían visto un curso tan competitivo como el mío). Los profesores eran maestros y tenían (en general) autoridad, y se les respetaba. Y, en general, se llegaba al final del temario.
Por lo que parece, las
cosas ahora no son así, y peor que van a ser. Y lo peor, con ser ya bastante
desgracia, no es el desbarajuste que las sucesivas leyes izquierdistas sobre la
materia han implantado en la educación. Lo peor son las excusas que dan para
justificarse.
Porque dicen que estudiar toda la historia de España en un curso es insólito. Pues quizá me equivoque, pero creo recordar que quizá yo hiciera esa cosa tan insólita. Y no sólo la de España: la mundial. Y si no lo hice, creo que habría sido perfectamente capaz de haberlo hecho.
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