Si algo saben los países de la mal llamada Europa del Este -es central, puesto que el Este de Europa lo ocupa, ella solita, Rusia y, si acaso, las repúblicas bálticas, Bielorrusia, Ucrania y (la verdad, no sé exactamente dónde cae) quizá Georgia- es que el oso ruso es una fiera siempre insatisfecha.
Porque no le basta con
mantener el mayor imperio colonial vigente -eso y no otra cosa es Siberia-,
Moscú siempre volverá sus ojos hacia el Oeste, empezando por el Dniéper y
siguiendo, si no se le para, hasta el Canal de la Mancha.
Quizá por eso, a apenas
un mes del comienzo de la invasión de Ucrania, las noticias eran que Polonia
-que de agresiones rusas sabe un rato- se estaba preparando para un posible ataque ruso. Que, de momento (mes y medio después), no se ha producido... todavía.
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