Enlazando, en parte, con la entrada principal de hoy -tiendo a considerar como entrada principal del día la que publico (salvo distracciones) a medianoche, y que no pertenece a ninguna serie, salvo la de Reflexiones atemporales-, creo que si la civilización occidental (es decir, Europa como comunidad grecolatina -con influencias germánicas- y cristiana) cae, no se deberá tanto al empuje de los de la media luna -que también-, a los que dejamos entrar y conservar sus costumbres, imponiéndolas a las nuestras, como a la estupidez de algunos.
Porque no de otra manera
cabe calificar el esperpéntico baile que cerró un acto del parlamento europeo
en el que se recibía un informe con propuestas de ciudadanos y políticos
para reformar la UE.
Tengo que confesar que
si incluí esta entrada en esta serie, lo hice porque pensaba que el acto en la
Eurocámara tenía que ver con la invasión de Ucrania por Rusia. No es así, pero
da lo mismo, porque es extrapolable: al paso que vamos, Putin -si no se muere
antes- no nos conquistará… porque antes nos habremos pegado un tiro nosotros
mismos.
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