martes, 24 de mayo de 2022

Reflexiones atemporales CIV – Duda metódica

Cualquiera que me conozca o que siga este blog sabrá que la aversión que siento por el Fútbol Club Barcelona es superior a la que pueda sentir por cualquier otra entidad deportiva.

Nunca me cayeron demasiado simpáticos -una entidad que vive en función de lo que hace o haga de hacer su máximo rival (el Real Madrid) no merece mucho respeto-, pero desde que en un partido de baloncesto contra los merengues la afición se dedicó a aullar Sabonis, hijo de puta. Si los cánticos se hubieran dirigido contra Dražen Petrović, la cosa tendría un pase, porque el croata era, siendo suaves, enervante para los que tenía enfrente. Pero ¿el lituano? Anda y que les den.

Recuerdo también una eliminatoria de la Copa de Europa de fútbol -Champions League… pero, campeones ¿de qué?- entre el Barcelona y el Bayern de Múnich. Al equipo bávaro lo entrenaba en aquel entonces el entrenador más sobrevalorado de la historia del fútbol mundial, y yo fui al Vip’s a cenar con mi padre. Recuerdo que le comenté que no sabía quién quería que perdiera, si los culerdos o el meacolonias.

Algo parecido me pasó hace un mes, cuando el Rayo Vallecano ganó al Farça y dejó a tiro el alirón al Real Madrid. Al día siguiente, el charnego decía -iba a poner reconocía, pero este es otro tipo tan pagado de sí mismo que es capaz de admitir con sinceridad un error propio- que se había equivocado como entrenador.

Estuve mucho tiempo diciendo y escribiendo que los del club fundado por un suizo cometían un error al apostarlo todo a la carta del enano hormonado, porque cuando les faltara o, simplemente, comenzara su declive, se las iban a ver y a desear para poder ganar aunque fuera a las chapas.

Y así ha sido, y ahora me vuelve a asaltar la duda: no sé si quiero que vean la luz (que se den cuenta de que las cosas han cambiado y tengan la paciencia de reconstruir el equipo) o sigan ciegos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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