Otro libro corto de Grisham que, precisamente por eso (y por el estilo ameno del autor), se lee con rapidez. Es también otra de las que podríamos llamar novelas de tesis del autor, puesto que está claro que la historia no es más que un vehículo para exponer su opinión sobre un tema determinado; en este caso, el de aquellos que son condenados injustamente (por ser inocentes).
A señalar que la obra
está escrita en primera persona y en tiempo presente; que, en algunos pasajes,
me ha recordado alguna de las últimas -y no precisamente mejores- novelas de
Forsyth; y que, aunque soluciona el tema principal de la trama -la exoneración
de Quincy Miller-, deja abiertas algunas derivadas, especialmente cuál sería la
reacción de los traficantes de droga ante la ofensiva de las fuerzas del
orden.
A señalar un último detalle, no muy relacionado con el libro en sí. Como el material para doblar entradas se me va agotando -no es que las distintas materias no sigan desarrollándose, sino que cada vez son menos noticias-, he decidido publicar, salvo excepciones, dos entradas al día. Por ello, hoy ésta es la segunda entrada, y mañana será la correspondiente a los libros de Tolkien; el Sábado volveremos a la normalidad.
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