Sólo por venir de donde venía la información que Pablo Casado quiso utilizar contra Isabel Díaz-Ayuso, el que fuera líder del PP debió sospechar que nada bueno auguraba, ni para su partido, ni para su persona.
Y es que a la izquierda
española, con notables excepciones, nunca se le ha dado una higa las
instituciones, el ordenamiento jurídico, la legalidad, el juego limpio y la
libre expresión de las ideas ajenas. No, sólo una cosa les ha interesado
siempre, les interesa ahora y probablemente seguirá interesándoles hasta que
desaparezcan: alcanzar el poder y, una vez alcanzado, detentarlo tanto tiempo
como sea posible, por los medios que sean necesario y a costa de lo que sea.
Sirva todo este varapalo dirigido contra mis bestias rojas para señalar que, hace apenas una semana, la fiscalía anticorrupción archivó la investigación -instigada por Casado- abierta por el contrato en el que intervenía el hermano de la presidente madrileña.
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