Ha pasado sólo un mes y, sin embargo, parece que el caso Pegasus hubiera ocurrido hace muchísimo, tantas han sido las presuntas derivadas (y las que quedan…). Como en el caso del ministro portamaletas de la ministra de la narcodictadura, ni mentir saben, porque dan una versión tras otra, todas inverosímiles y todas falsas.
Por ejemplo, achacaron
la destitución (des-ti-tu-ci-ón, Margarita, no sustitución) de la directora del
Centro Nacional de Inteligencia a su parte de culpabilidad en el espionaje del
que había sido objeto el móvil del psicópata de La Moncloa (qué habrá en ese
móvil, que asusta incluso a alguien tan ayuno de escrúpulos como semejante
individuo).
Sin embargo, ya en 2.020 el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer reconoció que la seguridad del teléfono del primer ninistro dependía de Bolaños, no del CNI. Y se lo reconoció ni más ni menos que a Vox, partido poco sospechoso de connivencias con la izquierda…
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