El paso del psicópata de La Moncloa por la presidencia del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer amenaza con ser parejo a lo que dicen que ocurría con el caballo de Atila: que allí donde hollaba sus cascos el noble bruto que montaba el jefe huno, no volvía a crecer la hierba.
Del mismo modo, en su
afán por permanecer todo el tiempo posible con su escocido tafanario aposentado
en la poltrona, Sin vocales está arramblando con todo. No sólo pone las
instituciones del Estado a su servicio de un modo que resulta obsceno y
repugnante incluso tratándose de un socialista español, sino que pone a los
pies de los caballos a servidores de lo público que, a diferencia de él,
han desempeñado su tarea con una honradez intachable y ajustándose
escrupulosamente a lo que establece el ordenamiento jurídico.
Es el caso del
magistrado del Tribunal Supremo que actúa como enlace con el Centro Nacional de
Inteligencia para aquellas situaciones en las que sea necesaria presencia
judicial. En medio del escándalo (¡qué cosas, aquí se espía!) suscitado por el
espionaje a los cabecillas golpistas catalanes, el primer ninistro
español (a alguna persona que sabe que empleo esta expresión para referirme al
jefe del poder ejecutivo español no le gusta que lo haga… razón de más para
hacerlo, porque estoy razonablemente seguro de que a Pdr Snchz le molestaría
el menosprecio, si supiera de él y supiera de mí) no dudó en señalar al citado magistrado, lo que provocó la natural indignación del tribunal que ocupa la
cúspide de nuestro sistema jurisdiccional.
Le diría a Pedrito que tuviera cuidado, porque cada vez tiene más enemigos y menos amigos. Pero, bien pensado, que siga pisando callos, que antes se llevará el bofetón.
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