Cuando uno piensa que se va a quedar sin temas, el carácter insaciable de esta gente llega al rescate.
Y es que quieren
controlarlo todo, dentro y fuera de las fronteras de su pequeña y cada vez más
aldeana región; al menos, la parte sometida a sus nefastos designios. De la
política a la justicia, del deporte a la economía, nada debe librarse de caer bajo
sus ávidas garras.
La penúltima ha sido el
deseo de los ierreceos de tener acceso e influir en el diseño de un
nuevo Cuerpo Superior de Técnicos de Hacienda, al tiempo que una remodelación
de la Agencia Tributaria supondría la independización de la Hacienda catalana.
Y ya se sabe que quien controla el dinero, controla el mundo…
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