Los políticos actuales, en general, no tienen lo que se dice talla de estadistas. No suelen, por tanto, mirar por el interés general, sino por el propio.
En esto, los socialistas
españoles han sido maestros, confundiendo lo público con lo del partido. Y un
sujeto tan fatuo, vanidoso, ayuno de escrúpulos, ambicioso, ególatra,
acomplejado… tan, en una palabra, psicópata como el que ocupa el puesto de primer
ninistro del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de
padecer, ha llevado las cosas al extremo (y mira que era difícil superar a
zETAp y Gorgoritos), empleando los medios al servicio de la segunda
autoridad del Estado para intereses de partido o, ya directamente,
particulares.
Preguntado por qué usa
el Falcon -no por nada le llaman Falconetti- para asuntos
propios, se ha negado sistemáticamente a responder. Hasta hace un mes, que confesó
que usa el Falcon para asuntos propios con el pretexto de que es presidente las veinticuatro horas del día. A lo que el PP reaccionó exigiéndole
que explique cómo hace para distinguir la vida pública de la privada.
Si es que sabe, claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario