Intentar atraer a los enemigos internos de España al redil constitucional es una empresa condenada al fracaso. Se haga lo que se haga, siempre rabiarán, siempre protestarán y siempre estarán insatisfechos.
Tomemos el caso, hace
algo más de un mes, de cuando Su Majestad el Rey don Felipe VI, a quien Dios
guarde muchos años, hizo público su patrimonio personal; algo a lo que nada ni
nadie le obligaba, sino que él voluntariamente decidió comunicar en un
ejercicio de la transparencia que predica cada día con el desempeño de su tarea.
¿Cómo sentó eso a los neocom?
Mostraron su intolerancia diciendo que no podían comprobar si los datos
aportados eran ciertos (cree el embustero ladrón que todos son de su condición),
y protestaron diciendo que no habían sido informados.
Lo cual era
absolutamente cierto, como tampoco se informo a ierreceos, jotaporcatos,
Clicks Unidos de Playmobil, etarras y separatistas soplagaitas. Según fuentes
de Zarzuela, se tomó esa decisión porque la indocta egabrense, en su etapa en
el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, ya avanzó
que cualquier cuestión que ataña a la Corona habría de abordarse sólo con
partidos constitucionalistas.
Es decir, que Sanchinflas se apoya… en partidos no constitucionalistas.
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