Personas que conozco no ven reprobable dedicar la vida profesional a la política. A mí no me parece mal, si es por elección. Si es por eliminación, me parece criticable, porque de la cosa pública no se encargan entonces los más válidos, sino los que no sirven para ninguna otra cosa.
Ejemplo paradigmático de lo que digo es el mamarracho
alfalfa de los neocom, un bueno para nada incapaz de ganarse el
dinero con el sudor de su frente, básicamente porque eso de trabajar duro le
produce erisipela.
Cuando la política le ha dado la patada en el
trasero, y visto que sus iniciativas audiovisuales no reciben el
respaldo popular que esperaba (pero ¿qué respaldo esperaba este hombre obtener?
Pregunta retórica, pregunta retórica…), se ha presentado a diversas
convocatorias para ser profesor en la Complutense, convocatorias en las que,
vez tras vez, ha fracasado ante candidatos más cualificados -¿quién no lo
estaría? Nueva pregunta retórica-, cosa que el Chepas encuentra extrañísima.
Lo que no tiene nada de extraño es que haya sido el departamento de su cómplice Pesetero el que le haya dado, al fin, la mejor nota en un nuevo intento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario