Los animatontos suelen esgrimir una plétora de razones para acabar con la fiesta nacional: que si la crueldad con los animales, que si es algo anacrónico, que si el toro de lidia podría sobrevivir sin la lidia, que si cada vez tiene menos adeptos…
Todas y cada una de esas
razones son opinables. Todas, menos una, porque los hechos son testarudos, por
mucho que moleste a los ecolojetas sandía, que les molesta, y mucho. Y es
un hecho que ha aumentado el número de espectáculos con respecto al nivel anterior a la pandemia, lo cual quiere decir que la gente demanda ese
espectáculo.
Qué pena que a la gente no le dé por pensar como la izquierda quiere, ¿verdad? O, directamente, que le dé por pensar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario