De acuerdo con la izquierda española, la derecha -es decir, el PP, porque de las derechas regionales con barretina o boina no dicen nada- está en contra de la sanidad pública y busca desmantelarla, favoreciendo por el contrario la privada.
La realidad, como casi todo lo que tiene que
ver con las afirmaciones de la izquierda es, en mi opinión, diametralmente
opuesta. La derecha ha creado más hospitales públicos que la izquierda, aunque
en ocasiones la gestión pueda ser privada. La derecha ha creado mejores
hospitales que la izquierda: basta con comparar el Isabel Zendal madrileño
con el apodado Maria Sarmiento (pusieron una lona y se la llevó el
viento) valenciano. Y la derecha ha gestionado la última gran amenaza sanitaria
mejor que la izquierda (hacerlo peor sería bastante complicado).
Nada de esto impide a la izquierda criticar al
PP, y montar mareas cada vez que algo no les gusta. Si Isabel Díaz-Ayuso
abre ochenta centros sanitarios, casi las tres cuartas partes lo hacen sin médicos
porque la izquierda monta una huelga indefinida de facultativos. Que el
ejecutivo regional afirme que analizará una a una todas las bajas sobrevenidas
porque no fue casualidad lo que ocurrió no es más que constatar lo
obvio.
En España sólo se aplican las medidas de la la izquierda, porque cuando gobierna la derecha, la izquierda se niega a obedecer: de las leyes de educación a las medidas sanitarias. Y, eso sí, mucho defender la sanidad pública pero a las primeras de cambio, de Tosar a Carmen Calvo, de Almodóvar a Bardem y Cruz, en cuanto necesitan algo se van a la privada. Que es algo perfectamente lícito... pero ligeramente incoherente.
O, al menos, así me lo parece a mí.
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