Quizá por ahí ande algún ecologista de verdad, al que realmente le preocupe más el medio ambiente y menos la política. Porque la inmensa mayoría de los que salen en los medios, por no decir la práctica totalidad, son en realidad ecologistas sandía, verdes por fuera y rojos por dentro.
Tomemos el caso de la reciente Cumbre del
Clima celebrada en Egipto a principios de este mes. En teoría, lo que
pretendía era salvar el planeta; en la práctica lo que pretenden es abolir el
capitalismo. Y no lo digo yo, lo dice claramente la histérica de Greta Thunberg
-nunca a un escolar que hiciera tantos novillos se le dio tanta cancha-, que se
marcó como nuevo objetivo tumbar por completo todo el sistema capitalista.
Y mientras la ONU enloquecía y aseguraba que
vamos directos al infierno por el cambio climático, los países más
contaminantes -China, India y Rusia- no acudían a la cumbre; y las delegaciones
que iban suponían ciento treinta aviones presidenciales.
Como a pedales no creo que funcionaran, no dejaba de ser un medio cuanto menos curioso de reducir la huella de carbono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario