En su afán por retirar todo lo que recuerde a la guerra civil vista desde el lado de los vencedores -de los cuales descienden muchas de las figuras de la izquierda de las últimas décadas, mal que les pese, que les pesa, y por mucho que intenten ocultarlo, que lo ocultan-, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer instó a principios de mes la exhumación de los miembros de Queipo de Llano de la Basílica de la Macarena; quizá se encontraba enterrado en ella porque, tras ser incendiada por las hordas rojas (pues los llamados republicanos eran hordas y eran rojos) fue reconstruida gracias al general cuya tumba ahora profanan.
Y como no es cuestión parar en la cadena de
profanaciones, la siguiente sería la del teniente general Jaime Milans del Boch
y Ussía, enterrado en el Alcázar de Toledo, a cuya defensa contribuyó durante
la contienda civil cuando era asediado por las hordas rojas.
Y yo me pregunto… ¿a qué esperan para trasladar los restos de Companys a un estercolero, que es donde deben estar?
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