Que los socios del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer tienen bien agarrado por los dídimos al psicópata de La Moncloa es un hecho. No queda del todo claro si él los puso allí voluntariamente o si se los han atrapado en un descuido, pero el hecho es el que es, y los enemigos internos de España lo saben.
Y bien que se aprovechan de ello, con continuas
exigencias, desplantes e insolencias. Hasta los terroristas -esos que giliprogres
y maricomplejines insisten que están vencidos- se ufanan de sus
tratos con el ocupa, y cuando se paró la negociación para la renovación
del Tribunal Constitucional le preguntaron sin ambages si cumpliría las
promesas en materia de derechos.
De derechos, hablan estos hijos de mil padres…
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