sábado, 4 de noviembre de 2023

Acabáramos

En este país de locos, los que incumplen las normas se van de rositas, mientras que se sanciona a quienes tienen que soportarlos.

Es lo que ha ocurrido con un teleoperador gallego, que arto de que un catalán se negara a hablar en español -único idioma que todos tienen el derecho a utilizar y el deber de conocer-, le mandó a tomar por culo y le llamó independentista.

Para el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, resulta inaceptable insultar a un cliente. Pero mandar a alguien a tomar por donde amargan los pepinos, por donde no da el sol, por donde la espalda pierde su casto nombre, no es insultar. Y llamarle independentista tampoco, salvo que ellos se insulten a sí mismos cuando se vanaglorian de ser tales.

Por lo tanto, el teleoperador no hacía más que indicar a su interlocutor la dirección de su domicilio (por si acaso la hubiera olvidado), al tiempo que le describía del modo más conciso e inequívoco posible.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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