A poco de llegar a la poltrona, el psicópata de la Moncloa preguntó retóricamente, en entrevista televisiva, de quién dependía la fiscalía, dando a entender que dependía del gobierno.
Y bien que lo ha demostrado,
porque no ha habido un solo día en que la fiscalía general del Estado no se
haya comportado como la fiscalía particular del desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer.
La penúltima prueba de lo que
digo es que, en el curso de las negociaciones con los jotaporcatos, el ministerio público rechazó acusar de terrorismo a Cocomocho y a Rovira. Esto
va mucho más lejos de manchar las togas con el polvo del camino.
Esto es revolcarlas en la mierda.
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