La izquierda es solidaridad (según la propia izquierda). La izquierda es filantropía (según la propia izquierda). La izquierda es internacionalismo (según la propia izquierda). La izquierda es, en definitiva, buena (según la propia izquierda).
En realidad, la izquierda es
egoísta, liberticida, profundamente nacionalista e imperialista y, en
definitiva, mala. Y no es que lo diga yo, es que lo dicen los hechos que la misma
izquierda perpetra.
Porque, en la crisis que está
suponiendo la invasión del archipiélago canario por parte de africanos, y el
realojo de estos invasores en la península, la mayor parte de estos realojos
se producen, mira tú por dónde, en municipios gobernados por el PP. Y si, por
un descuido, el ninistro Pequeño se despista y manda un grupo a un
municipio gobernado por los de la mano y el capullo, no pasa nada: el alcalde se niega a acogerlos e inmediatamente son derivados a otro municipio gobernado
-¡oh, casualidad!- por el PP.
Y es que la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo, parece que considera la izquierda. Al menos, la española.
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