Cuando leí la noticia de que habían disparado en la cabeza a Alejo Vidal-Cuadras en una céntrica calle de Madrid, inmediatamente vino a mi cabeza el episodio de Julio de 1.936, cuando el jefe de la oposición, José Calvo-Sotelo, fue asesinado por un guardaespaldas del secretario general del Partido Socialista Obrero Español. Naturalmente, Vidal-Cuadras pinta en la política actual bastante menos de lo que pintaba el tío del segundo presidente de la democracia hace noventa años.
En aquella época, la gente era un
poco más disimulada, y a la vez más eficaz. Ahora son más descarados, pero
también bastante más torpes. Por eso no me sorprendió, ni que el atentado se
produjera a plena luz del día, ni que fallaran.
Luego se supo que podía haber una ramificación iraní, y al final la noticia ha quedado sepultada por las demás de la actualidad patria. Además de que, a Dios gracias, el veterano político parece que se ha recuperado satisfactoriamente.
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