Puestos a pedir, los secesionistas catalanes, seguros de que el psicópata de la Moncloa les concederá literalmente casi cualquier cosa con tal de que le permitan seguir detentando el poder un minuto más, no dejan de reclamar exigencias, a cual más estrambótica.
Hace una semana, lo que le pedían
los ierreceos era que acabara con los desfiles militares en España. No porque
sean antimilitaristas, claro está -bien que se apresuraron a diseñar un ejército
catalán (¿tocado con barretinas y con el culo al aire?) cuando planteaban su
inexistente república-, sino porque saben perfectamente que las fuerzas armadas
son, por mandato constitucional, garantes de la soberanía e independencia de España,
defensoras de su integridad territorial y del ordenamiento constitucional.
Lo cual me lleva a una digresión:
si el artículo 9 de la Constitución dice que las Fuerzas Armadas están constituidas
por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, ¿qué efecto tiene
que ahora le llamemos del Aire y del Espacio?
Máxime cuando, si no podemos controlar el territorio, mucho menos los espacios siderales. Y es que algunos parece que están en la Luna… o más allá.
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