Los hay quienes, por creerse en posesión de la verdad y obrar en beneficio de la humanidad -representación autoatribuida que nadie les ha encomendado-, se consideran con derecho a actuar como les venga en gana.
Nada sorprendentemente, esta
gente suele ser de izquierdas: comunistas, fascistas, nacionalsocialistas,
ecologistas sandía… Todos cometen las mayores barbaridades por nuestro bien.
En los últimos tiempos se ha
puesto de moda que adolescentes descerebrados -perdón por la redundancia, pero
es que estos son estúpidos incluso para lo que es normal en la adolescencia-
vandalicen obras de arte para, dicen ellos, concienciar del apocalipsis
ecológico al que el petróleo está llevando al planeta.
La última, de momento, ha sido atacar a martillazos la Venus del Espejo de Velázquez. A martillazos metía yo un poco de sentido, en sus seseras…
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