Hace
mes y medio saltaba la noticia de que Teresa Rodríguez (el enlace tiene un
error y en la url pone Terasa, de lo que me acabo de dar cuenta…) no seguiría al frente de la franquicia neocom en Andalucía.
Como
es habitual en los políticos de izquierdas -tanto más acentuado cuanto más a la
izquierda están-, en lugar de decir que se marchaba porque no aguantaba al Chepas,
o porque veía que el barco se hundía, o porque quería ser califa (¿califesa?) en
lugar del califa, aunque fuera en su taifa, lo que dijo fue que se marchaba,
por diferencias estratégicas, de un Podemos masculino, madrileño, universitario y de clase media.
Lo
cual no deja de tener su gracia, puesto que tanto ella como su pareja han
pasado por la Universidad. Él, al menos, tiene una licenciatura, según Wikipedia.
De ella, en cambio, dice que cursó estudios. Que es lo que dicen los de
izquierdas cuando no tienen título alguno. Divide et impera, decían los clásicos.
Pues nada, que siga la división hasta niveles subatómicos.
Por
otra parte, apela al andalucismo ante las reivindicaciones catalanas,
vascas, gallegas e incluso Teruel. ¿No se suponía que la izquierda es
internacionalista, solidaria, inclusiva y todas esas pamemas?
Ahora
va a resultar que es, además, ombliguista.
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