Seguramente
Junior eche de menos aquellos tiempos en que sólo era un aspirante a
tomar el cielo por asalto.
Es
verdad que entonces era más pobre. Es verdad que entonces podía decir lo que
quisiera. Es verdad que entonces no tenía coche oficial, ni vivía en un
casoplón sito en una urbanización lujosa, ni en su casa entraban dos sueldos (¡y
qué sueldos!) oficiales al mes. Es verdad.
Pero
no es menos cierto que en aquella época era él el que hacía los escraches, o el
que jaleaba y celebraba aquellos en los que no participaba. Era él el que
atacaba a la clase dirigente (la casta, la llamaba), so pretexto de
estar explotando a la pobre y sufrida clase trabajadora.
Ahora,
en cambio, es a él al que ponen a parir con consignas como la que titula esta
entrada, mientras que los agricultores agradecen el apoyo del líder del partido
situado más a la derecha ideológicamente en el arco parlamentario.
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