Ha
llevado tiempo, pero por fin he llegado al último capítulo de esta serie, que
sirve de puente entre las dos primeras partes de la saga de Cómo entrenar a tu dragón.
Por
aquello de que es un producto televisivo, y no cinematográfico, la calidad
técnica es (ligeramente) menor. Sin embargo, esto queda de sobra compensado por
la posibilidad de, durante casi ciento veinte capítulos (he tenido que mirarlo,
pero estaba bastante seguro de que pasaban de los cien), desarrollar los
distintos personajes y explicar la situación de partida de la segunda película,
así como presentar una enorme variedad de dragones.
De
igual modo, la serie va adoptando progresivamente un tono más oscuro –con
muertes, ejecuciones…-, en justa correspondencia con los sucesos de esa segunda
parte. Justo en el último episodio de la serie, precisamente, aparecen dos de
los personajes principales de la segunda película, si bien menos de un minuto
cada uno.
En
definitiva: que lo que empezó siendo una serie de animación para niños se
transforma, progresivamente, en algo que no lo es tanto… o quizá sí, porque
enseña que no todo en la vida es de color de rosa o, como diría mi madre, jijí jajá.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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