Los
distintos puntos que comento hoy son los siguientes, por orden de aparición
ante el micrófono, como suele decirse:
- El ministro lo mismo valgo para un roto que para un descosido (antes para asuntos de Interior o de Justicia, ahora para asuntos de Interior o de Sanidad… si yo fuera Grande-Marlasca, me empezaría a preocupar) ha declarado que cabe la posibilidad de que el estado de alarma se prolongue más allá de los quince días iniciales. Ya me daba yo con un canto en los dientes si, en lugar de medio mes, dura sólo mes y medio.
- El gobierno regional catalán, tan miserable como siempre, parece estar exportando mascarillas a Italia, mientras que en España escasean. Uno ya no sabe si lo hacen para ganar dinero, o por pura ruindad moral.
- Einstein dijo (o dicen que dijo) que hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana… y de lo del Universo no estoy completamente seguro. Como queriendo demostrar lo atinado de la frase, los españoles parecen dispuestos a demostrar que a imbéciles no les gana nadie, y pasándose de listos lo que hacen es cometer las mayores idioteces (sí, he conseguido no repetir el adjetivo calificativo) con tal de saltarse las restricciones del estado de alarma: tan pronto se pierden en la sierra como sacan a pasear al peluche.
- Mientras unos se dedican a predicar, otros prefieren dar trigo. Sin vocales anuncia que hará esto y lo otro y lo de más allá, prometiendo el oro y el moro y una carretada de euros que no se sabe de dónde van a sacar (bueno, sí que lo sabemos: de nuestros bolsillos). Mientras, la Junta de Andalucía anuncia un paquete de mil millones de euros para paliar los efectos de la crisis por el coronavirus.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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