Ayer
hablaba sobre el cambio climático, y hoy toca volver a hacerlo. Esta vez,
tirando de ese socorrido humor británico, que no es más que la aplicación del
simple y puro sentido común.
Resulta
que un grupo de alumnos del Colegio St. John, de la Universidad de Oxford -docenas,
según un periódico estudiantil, lo cual tampoco es que sean demasiados, la
verdad- se manifestaba por el cambio climático y exigiendo que la institución
universitaria vendiese sus acciones de las multinacionales petroleras Shell y
BP.
Enviaron
una carta a uno de los profesores del College y responsable del manejo
de la cartera de inversiones de la institución. La respuesta del profesor no
fue la esperada por los alumnos: A corto plazo no puedo hacer
desinversiones, pero lo que sí puedo hacer es apagar inmediatamente la
calefacción a gas del edificio. Por favor, hacedme saber si respaldáis esta
propuesta.
El
profesor admitió posteriormente que su propuesta había sido provocativa,
pero aseguraba que esperaba clarificar un poco el pensamiento de
algunos. La cuestión –aseguraba– es si está preparado para hacer
sacrificios personales para mejorar el medioambiente.
Los
estudiantes, por el contrario, expresaron que la respuesta era inapropiada y
ligera y que ellos esperaban que sería una discusión madura. Además,
aseguraron también que sería peligroso apagar la calefacción en pleno
mes de Enero.
Todo
esto viene a demostrar unas cuantas cosas: que los ecolojetas lo único
que manejan son una serie de soflamas, que repiten venga o no a cuento; que en
cuanto se les pone frente a sus propias contradicciones, echan las patas por
alto; que desprecian toda postura que no sea la suya; y que, por encima de
todo, en invierno las temperaturas siguen siendo bajas.
Y
es que, como digo yo, lo peor del calentamiento global es este frío de los
cojones.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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