Una de las principales críticas que se ha hecho al desgobierno socialcomunista en general, y al (todavía) ninistro de Mortandad en particular, es que cuando han actuado no les movía el interés general y el bienestar de la población sino, muy al contrario, han actuado motivados por móviles partidistas, sectarios y políticos, aun cuando sus decisiones fueran contra el sentido común (que, como es bien sabido, es el menos común de los sentidos).
El
pluriempleado filósofo perico -pues, al tiempo que sigue ocupando la poltrona ninisterial,
es también candidato de su partido en las elecciones regionales- mantiene esta
tendencia de actuación, y concede a su región novecientas mil dosis de la vacuna,
casi el doble que a Madrid.
Ni
el factor poblacional ni el de, en palabras del estólido psitacúlido, las
poblaciones diana parecen ser la causa de esta desigualdad. Teniendo en
cuenta que en la región sólo se ha vacunado, durante la primera semana, el diezpor ciento de los previstos, la decisión será la mar de filosófica, pero parece equivaler a desperdiciar
los recursos donde no son queridos.
Por ello, y por mucho más…
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