Algo acertado debe haber hecho Isabel Díaz-Ayuso -mi amiga, como la define cierta persona con la que converso prácticamente a diario- construyendo -una metonimia, evidentemente, puesto que es improbable que la presidente de la comunidad de Madrid haya puesto una sola piedra del edificio- el hospital Isabel Zendal cuando todo el giliprogrerío, y parte del maricomplejinato, la ponen a caer de un burro.
Así, El
Pis se pregunta si están envenenando (sic) a la gente en el flamante nuevo
hospital. Pero si uno observa la realidad sin anteojeras ideológicas, se
encuentra con que el Zendal evita que hasta un setenta por ciento de los
enfermos graves de Covid-19 entre en la UCI.
Si hubiera
más hospitales similares en España, a lo mejor las cosas no estarían tan mal
como están. Pero no los hay, y vamos camino de los cien millares de muertos,
que se dice pronto.
Por ello, y por mucho más…
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