Dios sabe por qué, el PSOE -que, recordemos, son las siglas de Pedro Sánchez Odia a España- ha decidido que su cabeza de lista en las próximas elecciones regionales catalanas sea un tío tan soso, tan inane, y tan criminalmente negligente como el filósofo perico.
Parecía que
el llamado efecto Illa corría peligro de diluirse con el retraso de las convocatoria
a las urnas, pero el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña corrió en auxilio
de los de la mano y el capullo y suspendió el retraso. Pero como a perro flaco
todo son pulgas, y más en un cánido tan piojoso como el que asienta sus reales
en la calle Ferraz de Madrid, ahora resulta que la alcaldesa de Hospitalet, la
socialista Nuria Marín (un nombre y apellido que así, de primeras, suenan
bastante menos catalanes que, pongamos por caso, Montserrat Puig i Dómenech),
ha sido imputada por malversación.
Y no es que sea precisamente una militante de a pie, sino todo lo contrario: es la presidente regional. En la gloriosa tradición de precedentes como Chaves y Griñán.
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