Los neocom tienen dos caracteres bastante marcados (entre otros): carecen de sentido del humor y de sentido del ridículo. Así, dirán las mayores tonterías que uno pueda imaginarse, sin que se les mueva un músculo de la cara por el sonrojo, y las dirán completamente en serio, porque de verdad se lo creen (la alternativa es que crean que los demás nos las creemos, pero eso supondría que se están riendo de nosotros, lo que a su vez implicaría que tienen sentido del humor… y ya hemos dicho que eso no ocurre).
Da
lo mismo que digan que el tener el aire acondicionado demasiado fuerte es una
muestra de micromachismo o que el Chepas compare a Cocomocho
con los republicanos exiliados tras la Guerra Civil, afirmando que el del
peinado inefable se ha jodido la vida para siempre por unas ideas políticas.
Vamos
a ver, tontolacoleta: los republicanos españoles -los de a pie, no los
gerifaltes, que esos bien que vivieron a cuerpo de rey (de rey republicano,
claro) con lo que robaron a los españoles- salieron de España porque sintieron
que peligraba su vida, lo hicieron con una mano delante y otra detrás y
siguieron luchando (y muriendo) por sus ideas.
El
cretino de Waterloo, en cambio, se da la vida padre (y madre) en Bélgica, sigue
cobrando un hermoso estipendio mensual, está custodiado por fuerzas del orden
españolas y lo que le espera cuando vuelva a España, si hay Justicia, es pasar
una temporada a la sombra, no la eternidad a dos metros bajo tierra. Y no será por unas ideas políticas, sino por haber cometido un delito.
¿Te has enterado, miserable?
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