Cuando Cándido Conde-Pumpido fue fiscal general del gobierno, allá por el rodrigato, dijo aquello de que el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino. Ahora que es magistrado del Tribunal Prostitucional, no es que manche el vuelo, es que las reboza completas en el lodo.
Porque decidido
a favorecer los intereses políticos de su partido -por más que he buscado, no
he encontrado mención de que esté afiliado a ninguno, pero apostaría duros
contra pesetas a que acertaría si dijera que tiene como símbolo una mano y un
capullo-, no duda en hacer lo que sea para halagar a los enemigos de España,
ayer los asesinos de ultraizquierda y hoy los golpistas catalanes. Como ponente
del recurso de amparo presentado por los condenados por asediar la asamblea
legislativa catalana, a falta de uno maneja dos borradores de sentencia para
absolverlos, apelando a la libertad de expresión, manifestación y reunión.
Igualito igualito que lo ocurrido en Washington D.C. hace una semana…
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