Dada la magnífica gestión que el filósofo perico ha hecho frente a la pandemia de la Covid-19, uno no sabe en qué demonios están pensando Sin Vocales, el maricatalino y los votantes socialistas catalanes, así en general, para darle posibilidades reales de conseguir un buen resultado en las elecciones regionales, a pesar de la hostia de impresión que, según todos los indicios, se va a pegar el partido pomelo.
Pero
bueno, ellos sabrán (o no). El caso es que la decisión del gobierno regional de
la esquinita de retrasar las elecciones regionales del día de los
enamorados al de San Fernando III y Santa Juana de Arco (por no hablar de San
Anastasio de Pavía, Santa Dinfna, Santa Emmelia, San Gabino de Porto Torres, San
Huberto de Tongres, San Lucas Kirby, San Matías Kalemba, San Palatino, mártir, San
Sico, mártir, San José Marello y Beato Otón Neururer) supone diluir el presunto
efecto Illa.
Esto
ha unido -es cierto que la política hace extraños compañeros de cama- a suciolistos
y Vox, que se han planteado recurrir el decreto de convocatoria. Yo, de los
socialistas, me lo pensaba: lo mismo en estos cuatro meses logran que se olvida
el desastre sin paliativos que la gestión (entiéndaseme) del estólido ninistro
de Mortandad, de resultados opuestos a su nombre de pila, ha supuesto para
España.
Porque
mira que llamarse Salvador…
No hay comentarios:
Publicar un comentario