La persona que detenta el puesto de primer ninistro del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer es un psicópata al que no le importa más que sí mismo. Todas sus actuaciones, todas sus decisiones, se producen en función del beneficio, o la ausencia del mismo, que le pueden suponer.
Cuando hace algo, es porque
piensa que puede sacar rédito de ello. Cuando no hace algo, es porque no le ve
utilidad. Tomemos el caso de la espantada occidental de Afganistán -porque una
espantada ha sido, y no otra cosa- como ejemplo perfecto: como el declarar en el
Congreso sobre el tema no le iba a deparar ninguna ganancia -tampoco ninguna
pérdida, puesto que lo que hemos hecho, lo hemos hecho razonablemente bien-,
decidió delegar en el ninistro de Cagadas Exteriores la comparecencia.
¿La justificación? Que no es prioritaria.
Para él, desde luego que no.
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