Cuando empecé con esta serie, mis primeras palabras fueron No sé si esta serie que comienzo hoy tendrá muchas o pocas entregas… y vamos camino de las quinientas, aunque últimamente la cosa se ha ralentizado, lo cual es bueno, porque indica que la pandemia va perdiendo intensidad.
No fue desde el principio, sino
que hubo que esperar casi cuarenta entradas, cuando empecé a terminarlas -valga
la contradicción- con la coletilla de que el (des) gobierno (socialcomunista
que tenemos la desgracia de padecer) es responsable.
Responsable de los muertos. Responsable
de los engaños. Responsable de la ruina. Responsable de no haber tomado
medidas. Responsable de la violación de los derechos y libertades de los
españoles. Responsable de que no tengamos, año y medio después, una Ley de
pandemias. Responsable de los contagios. Responsable de las secuelas. Responsable
de haber puesto palos en las ruedas de quienes, por lo menos, sí que intentaban
hacer algo. Responsables por frivolizar. Responsables por callar. Responsables por anteponer sus intereses políticos a los de aquellos de quienes deberían ocuparse.
En otros países ya se ha
comenzado a enjuiciar a los responsables de semejante desastre. En España se ha
decidido empezar por los pies, no apuntar a la cabeza: un juzgado está investigando, por la gestión de la pandemia, al portacoz científico del consejo de ninistros.
Pero no nos engañemos: Fernando Simón
no es más que una marioneta, un títere, un muñeco del pim pam pum, mantenido ahí
por el psicópata de la Moncloa y su cuadrilla de desalmados. Por esa razón,
repito una vez más (y no será la última, aunque de momento no tenga más materia
para las entradas… pero habrá más, me temo), con más razón que nunca, y con
tanta fuerza como siempre que…
Por ello, y por mucho más…
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